¿Sabías que se puede despertar la capacidad del páncreas para producir insulina? Hablamos de la revolución de la regeneración celular
La regeneración celular están marcando la diferencia en la búsqueda de nuevas terapias para la diabetes. La diabetes tipo 1 ha sido considerada durante décadas como una enfermedad irreversible, donde la destrucción autoinmune de las células beta pancreáticas parecía definitiva. Sin embargo, un cambio revolucionario está teniendo lugar en la investigación científica mundial. Mientras que la mayoría de las investigaciones están centradas en reemplazar las células perdidas mediante trasplantes o terapias celulares —como hemos explorado en artículos previos sobre Zimislecel y Lantidra—, ahora los científicos están desvelando algo extraordinario: el páncreas conserva una capacidad regenerativa latente que puede ser despertada.
Esta nueva frontera, a la regeneración endógena de células beta, representa un paradigma completamente diferente. En lugar de introducir células externas, busca activar los mecanismos naturales del organismo para restaurar su propia producción de insulina. Ya no hablaríamos de terapias como el trasplante de islotes pancreáticos, sino de conseguir que el páncreas se auto-repare. Ambos enfoques son válidos, pero la regeneración endógena ofrece ventajas únicas; veámoslo.
Las Células Beta Pueden Regenerarse
Durante años, la comunidad científica creyó que las células beta adultas eran incapaces de reproducirse. Esta creencia se basaba en observaciones que mostraban tasas de proliferación extremadamente bajas en páncreas adultos. Sin embargo, estudios recientes presentan una evidencia contundente: incluso años después del diagnóstico de diabetes tipo 1, muchas personas conservan pequeñas cantidades de células beta funcionales. Más importante aún, estas células retienen la capacidad de multiplicarse y diferenciarse cuando se les proporciona el estímulo adecuado. Esta revelación ha abierto una ventana de oportunidad terapéutica que parecía imposible hace apenas una década.
Estudios genómicos avanzados han revelado que los islotes humanos contienen subpoblaciones de células con características intermedias, sugiriendo procesos activos de adaptación, transdiferenciación y regeneración. Estos hallazgos indican que el páncreas adulto es mucho más plástico de lo que imaginábamos.
Revisamos las principales estrategias de regeneración celular
La regeneración de células beta se puede abordar desde varias estrategias, cada una con sus propios mecanismos, limitaciones y grado de desarrollo clínico:
1. Estimulación de la proliferación de células beta existentes
Uno de los líderes mundiales en esta área es el Dr. Adolfo García-Ocaña, quien con qsu primer equipo en el Hospital Mount Sinai de New York, descubrió en 2015 que harmine, un inhibidor de la enzima DYRK1A, puede inducir la proliferación de células beta humanas. La enzima DYRK1A actúa como un «freno molecular» en el ciclo celular, y su inhibición permite que las células beta vuelvan a dividirse. Harmine es un alcaloide natural presente en plantas como la ruda siria y otras que se han usado tradicionalmente en rituales por tribus amazónicas, aunque hasta el descubrimiento del equipo del Dr. García-Ocaña, no se conocía ninguna otra posible aplicación terapéutica de este compuesto.
Pero ahora, los resultados son extraordinarios: las recientes investigaciones del grupo del Dr. García-Ocaña, actualmente director del Departamento de Endocrinología Molecular y Celular en el Hospital City of Hope de Los Angeles, EEUU y miembro del comité científico de la Fundación diabetesCERO, muestran que harmine por sí sola aumenta la masa de células beta humanas en un 300%. Pero puede llegar a ser incluso más potente, ya que recientes investigaciones demuestran que cuando se combina con agonistas de GLP-1 (como semaglutida), el incremento alcanza el 700%. Harmine también se ha estudiado en combinación con un anticuerpo anti-CD3 (teplizumab, recientemente aprobado por la FDA), revelando que induce la remisión de la diabetes tipo 1 en ratones diabéticos.
Actualmente, el Hospital Mount Sinai en New York, EEUU está llevando a cabo ensayos clínicos de fase 1 con harmine en voluntarios sanos para evaluar su seguridad.
Otras investigaciones también profundizan en una estrategia proliferativa similar, pero con otras aproximaciones farmacológicas. Por ejemplo, la empresa Biomea Fusion está desarrollando BMF-219, un inhibidor de la proteína menin, que estimula la proliferación de células beta. El compuesto BMF-219 inició ensayos clínicos de fase 1/2 para diabetes tipo 2 en EEUU, después de experimentar un periodo reciente de suspensión clínica por seguridad hepática por parte de la FDA, que fue levantado posteriormente.
2. Transdiferenciación: convertir un tipo celular en otro
Una de las estrategias más elegantes es la conversión de células alfa en células beta. Las células alfa, que producen glucagón, son desde el punto de vista del desarrollo embrionario, muy cercanas a las células beta y, sorprendentemente, pueden cambiar de identidad bajo ciertas condiciones. Sin lugar a dudas, una de las aproximaciones más prometedoras en este sentido es la que está investigando el grupo del Dr. Benoit Gauthier en el Cabimer de Sevilla. Esta investigación está financiada por la Fundación DiabetesCERO. Sus estudios están centrados en la activación del receptor LRH1 a través de moléculas químicas como BL001.
Este enfoque promueve la transdiferenciación de células alfa en células beta pancreáticas. Esto restaura la capacidad de producir insulina y a la vez, la activación de esta diana farmacológica modula el sistema inmunitario para frenar el ataque autoinmune de la dt1. Tras demostrar el potencial de BL001 en modelos animales y celulares, el equipo del Dr. Gauthier trabaja ahora en moléculas de segunda generación. Moléculas más potentes y estables, con el objetivo de que puedan administrarse por vía oral en el futuro.
DiabetesCERO ha comprometido una financiación significativa para avanzar en estos estudios, que ya han mostrado resultados prometedores en la regeneración de células beta y la protección inmunológica, acercando la posibilidad de una terapia innovadora y personalizada para la diabetes tipo 1.
3. Regeneración desde células progenitoras
El Dr. Juan Domínguez-Bendala, Director de los Programas de Células Madre y Regeneración Pancreática del Diabetes Research Institute en Miami, USA, ha sido pionero en identificar y activar células progenitoras pancreáticas. Su equipo ha demostrado que existen células progenitoras residentes en los ductos pancreáticos. Estas células están localizados en la parte exocrina del páncreas, la parte destinada a la producción y secreción de enzimas digestivas y pueden diferenciarse a células beta funcionales a través de estímulos concretos, como la proteína BMP-7.
El hallazgo más reciente de este grupo demuestra que THR-123, un pequeño péptido mimético de BMP-7, puede restaurar niveles normales de glucosa en sangre en modelos experimentales con ratones diabéticos mediante la regeneración endógena de células beta. Este enfoque es particularmente prometedor porque utiliza moléculas pequeñas, estables y económicas. “Este estudio confirma que el páncreas alberga una capacidad regenerativa que podemos despertar farmacológicamente”, afirma el Dr. Juan Domínguez-Bendala.
Dos investigaciones españolas muy reveladoras
Siguiendo esta línea de investigación, en España, el equipo de la Dra. Meritxell Rovira del IDIBELL en Barcelona, está ayudando a ampliar nuestra comprensión de la heterogeneidad pancreática. Sus investigaciones han permitido identificar 15 nuevas poblaciones celulares en el páncreas. Además, han demostrado que las células ductales tienen una gran plasticidad y puden usarse como fuente de nuevas células productoras de insulina mediante cultivos de organoides.
También en Barcelona, el laboratorio de la Dra. Mireia Ramos de la Universidad Pompeu Fabra, financiado con una beca de la Fundación DiabetesCERO, profundiza en las investigaciones para identificar los mecanismos por los que algunas poblaciones de células beta sobreviven al ataque autoinmune. Sus estudios han logrado identificar hasta cinco fases en la respuesta de las células beta a este ataque, permitiendo caracterizar genes y fenotipos celulares que podrían ser clave para nuevos abordajes en el desarrollo de terapias regenerativas.
4. Terapia génica con factores de transcripción
Gracias a investigaciones como las anteriores, actualmente conocemos mucho sobre la identidad y las características de las células beta. Por ejemplo, algunos factores de transcripción (interruptores que activan o bloquean ciertos genes) se han bautizado como los «arquitectos moleculares» de la identidad de las células beta. Actualmente, se están llevando a cabo varias investigaciones preclínicas centradas en factores de transcripción (PDX1, NEUROG3 y MAFA). La introducción de estos factores puede estimular la proliferación de células beta existentes y restaurar su funcionalidad.
Conclusión
La revolución de la regeneración celular marca un cambio de paradigma en la lucha contra la diabetes tipo 1. Por primera vez, existe evidencia de que podemos reactivar la capacidad del propio páncreas para producir insulina.
Aunque queda trabajo por delante para trasladar estos avances a tratamientos disponibles, el futuro de la investigación apunta a un horizonte lleno de esperanza para millones de personas en todo el mundo.