¿Sabías que las personas con diabetes tipo 1 tienen más riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer?
Hoy 23 de septiembre, Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer, abordamos uno de los temas más interesantes y desconocidos para las personas con diabetes tipo 1 y sus familias, del que poco se habla: la relación entre el cáncer y la diabetes tipo 1.
Esta relación, entre la diabetes tipo 1 y el cáncer, representa una de las asociaciones más intrigantes y complejas en el campo de la medicina moderna. A diferencia de la diabetes tipo 2, donde la obesidad actúa como factor común, la tipo 1 presenta mecanismos únicos que la vinculan con el desarrollo de ciertas neoplasias. Esto conlleva claras implicaciones en ambas direcciones. Es decir, las personas con diabetes tipo 1 tienen más riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer y las personas que han sufrido cáncer y han sido sometidas a terapias antitumorales, tienen más probabilidad de sufrir un debut en diabetes tipo 1.
La evidencia científica así lo demuestra. En la actualidad, existen diversos estudios epidemiológicos y metaanálisis recientes que indican que la diabetes en general, y la tipo 1 en particular, incrementa el riesgo de padecer cáncer de estómago, hígado, páncreas y endometrio. Y por otro lado, reduce el riesgo de padecer algunos cánceres como mama y próstata. Unos riesgos que pueden variar también en función de diferentes parámetros, especialmente el sexo y la localización del tumor.
Hiperglucemia crónica, estrés oxidativo e inflamación sistémica aumentan el riesgo de cáncer
Los mecanismos biológicos detrás de la relación entre cáncer y diabetes tipo 1 son complejos y están interrelacionados. Incluyen alteraciones hormonales, inmunológicas y metabólicas, como:
- La hiperglucemia crónica.
- El incremento del estrés oxidativo.
- La inflamación sistémica.
Algunos estudios sugieren que las alteraciones hormonales, podrían tener un papel replicativo en determinados tejidos. Por ejemplo, se ha descrito que la misma insulina, el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1) o la hormona del crecimiento, cuyos niveles se ven alterados en la diabetes tipo 1, pueden estar implicados en ciertas patologías. Se ha demostrado que la interacción de estos factores con sus respectivos receptores podría promover la proliferación y supervivencia celular, procesos clave en la carcinogénesis, es decir en la formación de células cancerígenas.
Además, las células tumorales pueden sobreexpresar estos receptores, aumentando su sensibilidad a estos efectos, especialmente cuando existe hiperglucemia.
Respecto a las alteraciones metabólicas, se sabe que la hiperglucemia persistente, característica de la diabetes, desencadena una serie de reacciones en cadena de consecuencias negativas. En primer lugar, la hiperglucemia contribuye a un estado de estrés oxidativo elevado que aumenta la producción de moléculas reactivas de oxígeno. Estas moléculas generan daño en el ADN celular, promueven mutaciones oncogénicas y consecuentemente pueden incrementar el riesgo de cáncer.
Por su parte, las alteraciones inmunológicas (recordemos que la DT1 es una enfermedad autoinmune), también pueden influir en el riesgo de cáncer. Se ha propuesto que la hiperreactividad del sistema inmunitario (activación crónica de linfocitos T e inflamación de bajo grado) junto con el desequilibrio de otros componentes del sistema, modulan la vigilancia inmunológica y los procesos de reparación celular. Todo ello podría facilitar el desarrollo tumoral.
El cáncer de páncreas puede inducir el desarrollo de diabetes
En el otro lado de la ecuación, se ha documentado que determinados tumores, sobre todo de páncreas, pueden inducir el desarrollo de diabetes. Aproximadamente la mitad de los pacientes con cáncer de páncreas terminan desarrollando diabetes y en mayores de 50 años el debut diabético puede ser un signo precoz de neoplasia oculta. A nivel de mecanismo fisiopatológico, la infiltración tumoral en el tejido pancreático, la cirugía, o la toxicidad de tratamientos antineoplásicos, podrían promover la destrucción (o disfunción) de las células beta pancreáticas; lo que podría precipitar un cuadro agudo similar a la diabetes tipo 1.
El caso de los tratamientos inmunomoduladores es especialmente complejo, ya que si bien en oncología su uso pretende eliminar el freno que impone el cáncer a la acción del sistema inmunitario; en la diabetes tipo 1 ocurre lo contrario, es decir, se investiga cómo frenar el ataque del sistema inmunitario a las células beta productoras de insulina. Dicho de otro modo, los inhibidores de puntos de control inmunitario, como pembrolizumab y nivolumab, que han revolucionado el tratamiento del cáncer, pueden presentar riesgos de desencadenar enfermedades autoinmunes (como dt1) de forma aguda.
Ya existen terapias compartidas para cáncer y dt1
Definitivamente sí. Actualmente, la FDA y la EMA ya han aprobado varias terapias con anticuerpos y terapias celulares con resultados terapéuticos muy notables en pacientes con cáncer. Basándose en estos resultados, existen investigaciones avanzadas que aprovechan los estudios previos en oncología para aplicarlos también en enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1. Ejemplos de ello serían los inhibidores de puntos de control inmunitario mencionados anteriormente y las células CAR-T (dirigen el ataque de células T hacia el tumor). Utilizando estrategias terapéuticas similares, se están llevando a cabo investigaciones preclínicas y ensayos clínicos en DT1 con anticuerpos y con CAR-Treg (la variante reguladora de las células T).
No te asustes: el riesgo de desarrollar cáncer es bajo
Es importante tener en cuenta que, aunque el riesgo absoluto de cáncer sigue siendo bajo, existe un incremento relativo en algunos tipos de tumores y es importante comunicarse abiertamente con el equipo médico sobre cualquier síntoma nuevo o persistente. En personas con diabetes tipo 1, al igual que para el resto de personas, se recomienda llevar un estilo de vida saludable, un control glucémico estricto y vigilar los síntomas que puedan sugerir el desarrollo de cáncer, especialmente gastrointestinal y ginecológico. Como en otras patologías y complicaciones, estar informados nos da una herramienta más para el diagnóstico precoz y no debe ser motivo de ansiedad o miedo.
En definitiva, los avances recientes en inmunoterapia, tanto para la prevención de diabetes tipo 1, como para el tratamiento del cáncer, abren nuevas oportunidades terapéuticas. La comprensión de estos mecanismos compartidos no solo mejora nuestro conocimiento científico, sino que ofrece esperanza real para mejores tratamientos para ambas enfermedades.
En todos los casos, es esencial invertir en investigación preclínica que permita descifrar y conocer en detalle de la diabetes tipo 1, su correlación con otras patologías oncológicas, y al mismo tiempo abrirá nuevas vías de investigación y posibles dianas terapéuticas.
Si quieres saber más sobre la relación entre cáncer y diabetes, te recomendamos el artículo:
Diabetes and cancer https://www.diabinfo.de/en/living-with-diabetes/complications/cancer.html